La solución ante los agentes nocivos que afectan a tu fachada

Las fachadas ventiladas son una solución arquitectónica innovadora que promete eficiencia energética y una estética contemporánea. Sin embargo, como cualquier otra superfradicaleicie expuesta al ambiente, estas fachadas no están exentas de enfrentarse a los desafíos que plantean los materiales orgánicos y otros agentes nocivos. Desde simples musgos y líquenes hasta contaminantes más dañinos, la acumulación de estos elementos puede comprometer la apariencia y la función de una fachada.

Estos agentes, con el paso del tiempo, no solo degradan la superficie, sino que también pueden afectar la durabilidad de la fachada. La acumulación de materiales orgánicos puede retener humedad, propiciando la aparición corrosión en algunos materiales. Por otro lado, los contaminantes atmosféricos, como los óxidos de nitrógeno, no solo afectan a la estructura, sino que también contribuyen a la contaminación del aire, afectando la calidad del entorno inmediato del edificio.

Las fachadas ventiladas, a pesar de sus múltiples ventajas, no están libres de enfrentar los retos que el entorno y la contaminación plantean.

La solución fotocatalítica

Ante este panorama, es esencial buscar soluciones que protejan y preserven la integridad de las fachadas ventiladas. Aquí es donde entran en juego los materiales fotocatalíticos. Como discutimos anteriormente, estos revestimientos están diseñados para activar procesos químicos beneficiosos mediante la luz solar.

Estas reacciones producen radicales libres capaces de descomponer contaminantes nocivos y materiales orgánicos adheridos. Así, no solo protegemos la superficie de la fachada de posibles daños y reducimos la necesidad de mantenimientos regulares, sino que también contribuimos activamente a purificar el aire alrededor, descomponiendo gases dañinos y mejorando la calidad del entorno.

Además de actuar como escudo contra agentes nocivos, los revestimientos fotocatalíticos también ofrecen ventajas adicionales. Su capacidad para mantener las fachadas limpias por más tiempo se traduce en ahorros significativos en términos de limpieza y mantenimiento. Esta reducción en el cuidado regular significa menos uso de recursos y, por ende, un enfoque de construcción más sostenible.

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